Publicación del octavo número de la "REVISTA LITERARIA ÓBOLO. LA BARCA HACIA LAS LETRAS".
(El enlace de descarga está al final de la noticia.)
VIENTO EN LAS VELAS
Por Dña. Josefa Parra.
Componer un texto de
saludo a una revista -a un nuevo y flamante número de Óbolo, en este caso- se
parece mucho a la ceremonia de despedir a un barco desde el puerto, cuando va a
inaugurar una nueva singladura. Con un viento suave pero continuado en las
velas, esa nave (que figura también en el nombre de la publicación) conocerá
aventuras y paisajes, amaneceres de fuego y noches estrelladas, seres marinos,
peligros y gozos. Y sobre todo arribará, a buen seguro, al destino que le
espera en el otro lado del mar.
Eso es lo que yo hago
desde esta página: saco mi pañuelo blanco, lo agito en el aire y le deseo una
travesía amable. Que esta barca (a la que imagino con una vela latina colorida
y tirante, y con un capitán valeroso y tenaz) reúna en su devenir países y sensibilidades,
letras de todas las procedencias, prosas y versos, artes, pensamientos
diversos. Que llegue a su destino feliz y libremente.
Sé que Óbolo surgió de
la idea de dar visibilidad más allá de las redes sociales a un grupo de autores
y autoras de un reducido espacio geográfico. Pero que el primer impulso haya
sido lo local no contradice el que la vocación y el destino sean universales.
Con barcos pequeños se atravesaron los océanos, y con cayucos frágiles se
aventuran quienes buscan un futuro mejor y un lugar de refugio. Y aunque en
ocasiones el naufragio impida el éxito del viaje, es admirable el valor y
extraordinario el esfuerzo, tanto de los antiguos marinos como de los actuales
y forzados navegantes.
Pienso en Jasón, en
Plinio El Viejo (quizá la mención de la palabra "óbolo", que me
retrotrae al paso del Río Leteo y a la moneda que se había de entregar a
Caronte, me conduce a conexiones grecolatinas), y también en Himiko, la reina,
sacerdotisa y samurái japonesa, que atravesó el mar en el siglo III. Cada
navegante de la Antigüedad, histórico o legendario, llevaba un destino marcado,
tenía una ambición: la búsqueda del conocimiento, de la aventura, del
asombro... Creo que no me equivoco cuando digo que quienes dirigen Óbolo, pero
también quienes forman parte en cada número de su tripulación, sienten esa
inquietud. La curiosidad, el impulso de descubrir, es un aguijón que
seguramente sienten, y que se desvela a través del arte y de la palabra. El
mérito está en el propio empeño: en intentar, en probar, en experimentar. A
veces es más importante el camino que la meta. Pero yo les animo a que lleguen.
Que naveguen los océanos pero que arriben cuando sea el momento.
Así pues, desde la
ribera de este otro puerto en el que me imagino estar, saludo a vuestro barco,
contemplo cómo izáis la vela, animosos y alegres, y os deseo, citando a
Kavafis, "que el camino sea largo / lleno de aventuras, lleno de
experiencias". Y que el viento nunca os falte.
Fotografía de Pepe Nihil |
Enlace para DESCARGAR el octavo número de la Revista Literaria ÓBOLO. La Barca hacia las Letras:
https://drive.google.com/file/d/1sUAms9haFiO3fmtsAbFmt-BjYycsmG5d/view?usp=sharing
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